Justicia

Mientras acompaña al aeropuerto a un ministro inglés, el consejero cantonal Kohler detiene el coche oficial ante un restaurante, baja, atraviesa la sala llena de gente y, de un tiro, mata al aburrido humanista Prof. Winter. Todos lo ven, caben pocas dudas acerca de quien es el asesino. Sin embargo, Isaak Kohler no sólo no huye, sino que, aquella misma noche, acude a un concierto de Brahms, donde al fin se atreven a detenerle. Es condenado a veinte años. Pero Kohler, que es un hombre culto, riquísimo y un maquiavélico jugador de billar, no vacila desde la cárcel en llamar a un joven abogado en apuros para encargarle la revisión de su caso a partir de la hipótesis de que él no es culpable. De hecho, los testigos visuales nunca se han puesto de acuerdo, jamás se ha encontrado la pistola y no hubo hecho confesado; tan sólo un asesinato sin motivo. Y un crimen sin móvil no atenta contra la moral, sino contra la lógica… A partir de ahí, ¿quién dice ya la verdad? ¿Será la mentira más creíble que la verdad? Es cuando la justicia se convierte en farsa, y el lector, en manos de este genial escritor suizo, cae irremediablemente en un laberinto de enigmas.